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sábado, 17 de noviembre de 2012

CARACTERÍSTICAS DE LA MATERIA VIVA.


Los seres vivos están integrados por moléculas inanimadas. Cuando se examinan individualmente, estas moléculas aisladas se ajustan a todas las leyes físicas y químicas que rigen el comportamiento de la materia inerte. Sin embargo, los organismos vivos poseen, además, unos atributos extraordinarios que no exhiben cúmulos de materia inanimada. Si examinamos algunas de estas propiedades especiales, podremos acercarnos al estudio de la bioquímica con una mejor comprensión de los problemas fundamentales que trata de explicar.
El atributo más sobresaliente de los seres vivos es, quizá, su complejidad y su alto grado de organización. Poseen estructuras internas intrincadas que contienen muchas clases de moléculas complejas. Se presentan, además, en una variedad asombrosa de especies diferentes.  Por contraste, la materia inanimada de su entorno, representada por el suelo, el agua y las rocas, está constituida habitualmente por mezclas fortuitas de compuestos químicos sencillos, de organización estructural más bien escasa.
Cada una de las partes componentes de la materia viva cumple una función específica. Esto es aplicable no solo a estructuras visibles (ojos, flores, hojas, etc…) sino también a estructuras intracelulares como el núcleo y la membrana. Los compuestos químicos individuales de la célula  (lípidos, proteínas y ácidos nucleicos) también poseen funciones específicas.
Los organismos vivos presentan la capacidad de extraer y transformar la energía de su entorno a partir de materias primas sencillas, y de emplearla para edificar y mantener sus propias estructuras.
El atributo más extraordinario de los organismos vivos consiste en su capacidad de producir una réplica exacta de si mismos, propiedad que puede considerarse la verdadera quintaesencia de la vida.

LA ATMÓSFERA: ESENCIAL PARA LA VIDA.


La vida en nuestro planeta depende de la presencia de una capa relativamente delgada de aire que lo envuelve. Aunque la atmósfera solo representa aproximadamente 0.0001%  de la masa total de la tierra, constituye el depósito de donde obtiene el oxígeno esencial para el metabolismo, dióxido de carbono para la fotosíntesis y nitrógeno, cuyos compuestos son indispensables para el crecimiento de las plantas.
Nuestro clima está gobernado por el movimiento del vapor de agua de la superficie de la Tierra hacia la atmósfera y en sentido inverso de regreso a la Tierra.
Los oligoelementos de la atmósfera tienen efectos benéficos o perniciosos sobre el delicado equilibrio de la vida. Pequeñas cantidades de ozono a una altitud de unos 30 Km absorben casi todas las perjudiciales radiaciones ultravioletas del Sol. Por otra parte, tan solo 0.2 partes por millón de ozono cerca de la superficie de la Tierra resultan suficientes para fomentar las reacciones fotoquímicas a las que se debe la formación de  “smog”.